Writing World Championship/ Mundial de Escritura
I participated in the 4th 'Mundial de Escritura' (Writing World Championship) organised by Santiago Llach's Writing School. The activity consisted of 12 consecutive days in which each participant had to wrote texts of 3000 characters or more following different premises. This is one of my favourite texts and the premise was to give instructions on how to empty a house (in Spanish).
Bueno, como todos saben, el deseo de Gabriel era que cuando él ya no estuviera, a esta casa se la comiera la naturaleza. Entonces nuestra misión es vaciarla de todo lo que no la permita florecer y dejarla preparada para que sea la mejor maceta posible ¿Se parece como a la vida, no? Nos vamos vaciando de aquello que no nos deja crecer, de aquello que vuelve infértil al terreno de nuestra realidad y arrancamos raíces que de pronto apreciábamos pero luego se pudren y se tornan venenosas. En cambio intentamos llenarnos de eso que nos ayuda a crecer, perseguimos el sol y la transformación.
Entonces deberíamos comenzar por el estudio, que está repleto de las agendas en donde llevaba todas las cuentas, están el computador y algunos libros. Yo sé que a todos nos pica la curiosidad de ver qué está escrito en las agendas, pero conociendo a Gabriel cómo lo conocíamos, no creo que encontremos mucho más que números. O de pronto nos encontramos con secretos pero, ¿queremos verlos sin él? ¿Escritos y no narrados? Yo de ustedes, mejor busco en mis recuerdos un día de conversaciones bonitas, arranco el papelito que corresponda a ese día en la agenda, y lo pongo entre la tierra con la que vamos llenando el estudio para que nos sirva de abono y nos florezcan memorias bien bonitas. Si la curiosidad les gana, se ponen a leer todo lo que dice en las agendas, y se estrellan con ganas de aclarar alguna cosa, hagan el ejercicio a la inversa: escriban en un papelito la pregunta o la respuesta que ya no pueden ser escuchadas y las dejan como abono también. La muerte brinda esa sencillez a las soluciones: es poco lo que se puede hacer, casi todo simbólico, y todo por las líneas de aceptar, reconciliar y dejar ir.
Como la silla del estudio le gustaba tanto y pasaba tanto tiempo en ella, le vamos a hacer pequeños roticos y los llenamos de fertilizante para que florezcan bastantes plantas y con suerte, un par de animalejos monten vivienda.
En la sala y el comedor la operación es sencilla, solo tenemos que sacar las colillas de cigarrillo que Gabriel dejó por todos lados y listo. Esa es otra ventaja que tenemos. Gabriel era tan desapegado de las cosas materiales que no nos debemos preocupar de a mucho por muebles, tapetes o decoraciones. Seguro con donarlas está bien, él nos enseñó que a eso no hay que prestarle mucha atención. Y de la cocina sacamos todos los ‘cunchos’ de tinto frío que dejó y los repartimos porque es buen fertilizante.
El cuarto es probablemente el lugar más delicado, especialmente por el armario. El olor de Gabriel es lo primero que se nos va a ir, sin que podamos evitarlo. Por eso el equipo de conservación tiene la difícil y esencial tarea de intentar preservarnos un par de camisas, algunas batas blancas y uno que otro uniforme que mantengan esa combinación de persona recién bañada, cigarrillo y perfume Santos de Cartier. Luego de que aseguremos algunas muestras, proceso en el que seguro se nos saltan la nostalgia y las lágrimas, tenemos que dejar entre el abono un poco de ropa para que el olor se combine con las semillas y la tierra. Si el experimento sale bien, cuando esta casa sea una mini selva de reminiscencias, también va a oler a nuestras memorias con él.
Y bueno, llegamos al baño que también era otro lugar en el que pasaba mucho tiempo. Sí, sí, a mí también me da risa pero es la verdad, entonces la idea es que también lo llenemos de fertilizante para atraer hartos animalejos. Que los lugares en los que más se siente ausencia se llenen de nuevas vidas.
Ah y claro, gracias por recordarme del carro. Cuando lo intentamos prender nos dimos cuenta que se le acabó la batería, al parecer hasta el carro tiene tristeza. Entonces cómo no quiere ir a ningún lado, lo dejamos acá bien parqueado, junto a la parte de cada uno de nosotros, y de Gabriel, que se queda en este lugar.